DANZA CON LANZA... Y HUITO

Por: Juan Gil

El fotoperiodismo es una apasionante y arriesgada labor que permite conocer y estar en algunos lugares de los que sólo se tiene referencia por los mapas o por algunos libros de geografía. El estar en estos sitios, definitivamente convierte las vivencias en inolvidables experiencias.
Este breve relato ocurrió en junio del 2006. Junto a Gerardo Pérez, un compañero de labores del diario en el que trabajé 13 años, fui comisionado a viajar hasta Imazita, en Amazonas, lugar donde los aguarunas de la zona pretendían tomar las Sexta Estación de Bombeo de Petroperú. Habían bloqueado también ciertos tramos de la carretera y por si fuera poco, tenían secuestrado a un funcionario del Gobierno Regional; todo con la finalidad de hacer conocer su medida de protesta al resto del país. Ya en Bagua, decididos a llegar a la misma zona del conflicto potencial, alistamos nuestras chivas, pero primero, nos aseguramos de recibir la dosis de vacuna contra la fiebre amarilla-que es común de la zona donde iríamos-; luego de ser aplicada la misma y satisfechos por este primer paso, preguntamos a la enfermera qué tiempo transcurre para estar protegido contra este mal, la enfermera con una amable sonrisa nos dijo: “después de 10 días ... ” Sólo nos quedó agarrar nuestras mochilas, ver nuestros relojes y decir “avancemos, que ya estamos retrasados”. Nos costó trabajo convencer a un conductor para que nos traslade al sector en cuestión, al comienzo se negó argumentando que a los carros que llegan por allí los retienen y al chofer lo pintan con huito –sustancia de color café oscuro, utilizado por las nativas para teñir el cabello y que suele desaparecer en 10 o 12 días-; ante tanta insistencia por nuestra parte finalmente aceptó, siempre y cuando le pagáramos toda la carrera hasta Chiriaco.
Eso sí, nos advirtió que se regresaría en el primer bloqueo que encontrásemos y lo cumplió: bastó encontrar unos cuantos palos y piedras en el camino para que nos pida que bajemos de su unidad y que hasta allí era el viaje, no quería exponerse con su vehiculo a ser detenido y retenido por los manifestantes. Habíamos avanzado cerca de tres horas y media desde Bagua hasta el sector denominado El Reposo. Continuamos nuestro viaje a pie hasta llegar a Wawas “que estaba pasando la curvita” como dirían algunos moradores de la zona, quienes además nos recomendaron que tengamos mucho cuidado, pues los nativos eran muy radicales cuando toman sus medidas.
Así reanudamos nuestro viaje, buscando esa “curvita” y luego de dos horas de larga caminata llegamos a Wawas, sería la primera tranquera en esta travesía. Allí fuimos recibidos por los reclamantes Awajuns, quienes con lanzas en manos, danzaron frente a nosotros en señal de bienvenida y porque habíamos llegado a cubrir su medida de lucha. Observamos que en algunas de sus pancartas exigían el asfaltado de la carretera: El Reposo-Sarameriza, la creación de una oficina del Banco de La Nación en Chiriaco, la instalación de puestos de Essalud en Imazita, entre otros reclamos. Autorretrato con achiote y huito.

Mientras empezamos a recoger información, una agradable señora aguaruna nos tomó por sorpresa y mientras nos coloreaba la cara, ella sonriente nos daba la bienvenida con su accidentado castellano, esto sería considerado como una aceptación a su gente y sus costumbres.
Producto de una exitosa gestión nos facilitaron una movilidad, luego conversando con el conductor, este nos refirió que tuvimos suerte de que nos pinten con achiote-sustancia de color terracota y que fácilmente sale con un poco de agua- y no con huito, sólo lo usan este último cuando el visitante se rehúsa a pintarse con achiote, quedando de esta manera “marcado” por algunos días.

Ojo, Gerardo es el que tiene credencial de prensa.


Finalmente llegamos a Chiriaco, conversamos con los manifestantes, recogimos su sentir y de inmediato buscamos una cabina de Internet para enviar el material.
Al día siguiente al amanecer, acompañados con dirigentes de la zona, partimos buscando llegar a nuestro objetivo. En Nazareth nos encontramos con otro bloqueo, esta vez un tronco de aguaje cortado atravesaba todo el ancho de la carretera. Cuando Pérez empezó a entrevistar a los lugareños, por mi parte y de manera voluntaria pedí que nos pintaran con achiote, y así poder evitar el temido huito, luego ambos nos miramos y nos echamos a reír en un tono un tanto sarcásticos como quien diciendo: “ya la hicimos, somos unos tigres bravazos”. Permanecimos con la cara pintada durante todo el día y por la noche grande fue nuestra sorpresa pues, no sólo nos habían pintado con achiote sino que también nos habían puesto huito.
Luego de dos días decidimos regresar a Bagua pues lo que escuchamos en su reunión en la Estación de Bombeo, nos alertó sobre medidas mucho más radicales y optamos salir de la zona, pues de agravarse la situación sería imposible volver pronto a la ciudad.
Investigando al tercer día, nos enteramos que una comisión del gobierno regional, se disponía ir a la zona, para esta ocasión desafortunadamente sólo había un cupo en el helicóptero. Realicé una llamada a mi jefe pidiendo directivas. No había más que decir, tenia que embarcarme sí o SÍ
Ahora el viaje era mucho más corto, lo que por tierra tomaba un promedio de seis horas por aire sólo demoraba aproximadamente 2O minutos. Cuando arribamos nuevamente la comitiva fue recibida por los nativos, quienes con lanzas en mano y al igual que a nosotros en nuestro primer día, les dieron una bienvenida danzando.
Este día desde las diez de la mañana sostuvieron un largo dialogo para llegar a un acuerdo, conforme avanzaba la hora la situación se ponía tensa, más aún cuando pasamos las cinco de la tarde y la reunión continuaba sin llegar a un acuerdo.
Claudio Mendoza, funcionario de la Dirección Regional de Transportes de Amazonas y corresponsal de nuestro diario, me comentó dirigiendo su mirada hacia cielo, que sería imposible salir ya que el firmamento estaba muy cubierto; las posibilidades de regresar a Bagua ese mismo día, segundo a segundo eran menores. Cuando los relojes marcaron las siete y veinte minutos de la noche, por fin se llegó aun acuerdo, grande fue la alegría de ambas partes: los funcionarios y los nativos quienes ya tenían 10 días en esta radical medida estaban cansados, pues no había atención en bodegas, restaurantes, mercados, ni transporte público.
Al día siguiente que fue domingo y también el último, participamos del izamiento del pabellón nacional en la Planta de Bombeo, la calma regresó a la zona, el tránsito y comercio volvió a la normalidad y especialmente mi alimentación, la cual en estos últimos días, había consistido en una gaseosa y un paquete de galletas. La hora más esperada por todos los visitantes se dio al momento en que el helicóptero encendió su poderoso motor haciendo rotar sus dos enormes hélices, esto ocurrió a las diez y veinte de la mañana.
Dicen que toda bienvenida tiene su buena despedida, y esta no fue la excepción, el diario La República, fue el único medio que estuvo presente en el mismo lugar de los hechos cubriendo de manera veraz e imparcial, la medida de protesta adoptada por nuestros hermanos nativos awajuns en Imazita.

Impresionante vista aérea del Pongo de Rentema

1 comentario:

  1. Si lo que nos rodea tiene consigo algo de maravilloso y de reprochable, con estas fotografías toda vuelca a doble tracción para llegar a un buen final.
    Lo mázimo!!

    ResponderEliminar