“Memo”, como lo conocen, ha improvisado un taller fuera de su casa, en plena vía pública, y allí deja claro el arte que lleva en sus manos. Es capaz de elaborar cuanto diseño le soliciten, desde pequeños adornos hasta grandes portones o estructuras metálicas. Por el momento, afirma, prescinde de ayudantes, pues, con lo que gana, con las justas alcanza para la comida y el pago de los servicios básicos del hogar.
Sus herramientas de trabajo, pese al evidente estado vetusto, siguen siendo sus fieles compañeras y armas para combatir el desempleo.


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