LA MALA LECHE DE UN RÍO LOCO

Por: Juan Gil

“….He caído en tu trampa como el más inocente, me enamoré de ti y qué…” hey tío volúmen pe, se escuchó la voz de uno de los pasajeros de la combi en la que viajábamos cuando fue detenida por un efectivo de tránsito al llegar a Lambayeque.
“Me permite su tarjeta y licencia de conducir por favor, señores buenos días DNI a la mano,” Ya estábamos un poco retrasados, este nuevo retardo aumentaría la angustia por llegar al Río Río La leche y cubrir de manera directa el desborde de éste y todos los destrozos causados a las casas, animales y cultivos de los pobladores de la zona.
Brevemente nos devolvieron los documentos a todos, pero hubo un momento de tensión cuando el efectivo policial a quien le habíamos dado nuestras identificaciones, preguntó por Carlos Lara, estudiante de comunicación y compañero de viaje.
- ¿Lara Saavedra?: tiene un caso de homonimia, pero el tener dos nombres lo salva. Le recomendamos que saque un certificado de homonimia o cargue con otro documento de identidad que permita aclarar esta confusión y evitar que le acarree problemas.
Le devolvió el DNI y continuamos con nuestro viaje. Una vez reanudada la travesía, cruzamos Mocce, Mochumi, Túcume, Illimo y finalmente el puente La Leche, a 5minutos de Pacora. Cuando descendimos del combi, nos dirigimos al puente y vimos cómo lugareños retaban a la pelona -como dirían los habitantes aledaños- tirándose desde el puente, brazada, tras brazada salían por un lado de la orilla. La cosa estaba interesante, teníamos registrado un desafío a la muerte, pero no era eso por lo que fuimos, así que nos dirigimos al tramo donde el agua había lamido parte de la carretera, y los carros y camiones cruzaba una especie de quebrada formada por el desborde, en plena panamericana antigua.

Al poco rato nos encontramos con un grupo de colegas periodistas que estaban en una camioneta, nos acercamos a saludar y fuimos invitados a subir. En esa movilidad nos dirigiríamos a Huaca Bandera para conocer la problemática de los pobladores aislados. El alcalde de Illimo, señor Juan pablo Santamaría llevaría 40 raciones de comida para los damnificados. Al llegar a mencionado lugar observamos rostros acongojados, llenos de tristeza: lo habían perdido todo; sus aves sus chivitos, cultivos y el techo que los protegía del sereno, los niños bajo un árbol tratando se evitar el abrasador sol, y sentados sobre colchonetas y carpas donadas por defensa civil, pero sin el adiestramiento para armar las mismas. Una de las escenas que llamó mi atención fue que la Princesa, una perrita comía del mismo plato del que Lucho alimentaba a Rosita, su hermanita de dos años, tenían poco para almorzar, pero el amor al fiel amigo del hombre era suficiente para dejar que participe del minúsculo banquete.

Lucho, Rosita y “La princesa”.

1 comentario:

  1. Juan, la página y las fotos tan alucinantes, cuándo la lanzas a la luz de la base de datos que tengo?

    Manuel

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